CREMA ALGARROBA CON AVELLANA
Crema de algarroba, elaborada artesanalmente con harina de algarroba, aceite de oliva, avellana tostada, miel y melaza de algarroba. Sin conservantes ni colorantes, sin lactosa, sin gluten, sin azúcar refinado.
Alimento con alma, elaborado artesanalmente. Envase de 200 gramos.
Ingredientes: elaborada artesanalmente por El Pobill con harina de algarroba, aceite de oliva, avellana tostada, miel y melaza de algarroba. Sin conservantes ni colorantes.
Alérgenos: sin lactosa, sin gluten, sin azúcar refinado, contiene avellanas, puede contener trazas de otros frutos secos de caparazón. Contiene fructosa natural de la propia algarroba.
Nutricionalmente, la algarroba es un fruto muy energético: rico en hidratos de carbono que favorecen el mantenimiento de las funciones vitales y la temperatura corporal. También destaca su riqueza en fibra (sobre todo del tipo soluble, la pectina), lo que intestinalmente beneficia el crecimiento de la flora y facilita su tráfico (ya que estimula el movimiento peristáltico de los intestinos).
No hay que olvidar, también, su contenido en proteínas. Es especialmente interesante el aminoácido esencial llamado 'triptófano', que es precursor de la serotonina, una sustancia que nos proporciona sensación de relajación y tranquilidad. Además, como no contiene sustancias estimulantes, como la cafeína o la teobramina, la hacen especialmente indicada para la población infantil. Mineralmente, contiene cantidades significativas de hierro, calcio y magnesio. Sin embargo, a diferencia del cacao, la algarroba no contiene ácido oxálico, que es una sustancia que actúa como “ladrón” de minerales e impide la absorción intestinal del hierro y del calcio. Entonces, mezclar la algarroba con frutos secos como la avellana hace que aumente el poder antioxidante del producto final y que ayude a combatir la fatiga.
Consumiendo algarroba, y productos locales, contribuimos tanto a fortalecer el tejido económico rural como, a la vez, evitamos el abandono progresivo de bancales de cultivo, evitando así la pérdida de la flora y la fauna que rodean ese cultivo. Cultivos básicos para nuestro entorno ya que, por ejemplo, el algarrobo contribuye a luchar contra el cambio climático fijando C02 presente en la atmósfera.